UN PASEO POR LAS MERINDADES
La región de las Merindades es una de las zonas más interesantes que tenemos en España. En ella hemos pasado una agradable semana un grupo de 45 personas de nuestra Asociación. Viajamos en tren hasta Palencia donde nos esperaba un autobús para hacer el recorrido. En la parte norte de Burgos, es habitual que haya una espesa niebla a primera hora de la mañana, que se despeja hacia las 11, permaneciendo el resto del día soleado. Las localidades, en general, son pequeñas, pues en el siglo XX se produjo una gran emigración de la población hacia zonas industriales. Hemos pernoctado en dos hoteles, primero en Villarcayo, donde el hotel colgó el cartel de “completo”, en el que fuimos muy bien atendidos, y el segundo en Burgos.
En primer lugar, visitamos Orbaneja del castillo, enmarcado en la formación geológica del cañón del Ebro, se caracteriza por un paisaje kárstico modelado por el agua.
El segundo día del viaje, bastante intenso, conocimos Puentedey, situado sobre un peñasco al que la erosión fluvial ha convertido en un majestuoso puente.
A continuación, Ojo Guareña, complejo kárstico formado por más de 110 kilómetros de galerías, donde visitamos la ermita de San Bernabé, que ocupa una de las cuevas y donde nos obligaron a llevar casco para entrar.
Comimos en Espinosa de los monteros, que debe su nombre a los Monteros, cuerpo armado encargado de la guardia nocturna de los aposentos reales, que desapareció en 1931. Todavía se pueden ver algunos palacios del siglo XVI.
Por la tarde tuvimos una multitudinaria visita guiada (digo esto porque nos juntamos dos grupos, uno de Valencia y otro de Palencia) a las ruinas del monasterio de Santa María de Rioseco, situado al comienzo del valle de Manzanedo, en una altura que domina al rio Ebro. Estuvo habitado durante siglos por monjes de la orden del Císter.
El sábado hicimos una pequeña excursión a Monte Santiago, donde se encuentra la cascada del Nervión, con más de 300 metros de altura y su peculiar forma de cola de caballo. Hay que destacar que el conjunto paisajístico es impresionante, a pesar de que la cascada no llevaba agua.
Como nos supo a poco, hicimos a continuación otra excursión con algo más de desnivel. Subimos a la ermita de San Pantaleón de Losa, que se encuentra en el punto alto de Peña Colorada. Esta peña, simula la proa de un barco en el momento de elevarse por encima de un mar embravecido.
Tras la comida en Medina de pomar, tierra de tradición pastoril, importante en la Edad Media, tuvimos dos visitas guiadas, una al monasterio de Santa Clara, ordenado construir por la familia Velasco, con la idea de que fuera su panteón. Y la otra a la ermita románica de San Millán, monumento más antiguo de la ciudad.
El domingo dejamos libre el hotel Doña Jimena en Villarcayo y nos dirigimos hacia Burgos. Vimos de camino la cascada del rio Jerea, afluente del Ebro, en Pedrosa de la Tobalina. La población estaba desde sus inicios en la parte alta, la parte nueva se haya junto a la cascada.
Frías, que toma su nombre por aguas frías, está situada sobre el cerro de la Muela, en un lugar estratégico de paso del rio Ebro. Mantiene su estructura medieval que corona el castillo de los Velasco en un extremo, y la iglesia de San Vicente en el otro. Conserva un puente de origen románico, al que se le añadió una torre defensiva en el siglo XIV y cuyo paso era previo pago.
Después de la comida en Oña, visitamos el monasterio de San Salvador, fundado en el año 1011. Los primeros 22 años estuvo formado por una comunidad mixta, y más tarde fue dirigido por la orden benedictina hasta 1835. Su decadencia se debió a la guerra contra Napoleón y la desamortización de Mendizábal.
Paramos en Poza de la sal, cuna de Félix Rodríguez de la Fuente, vimos algunas viviendas construidas encima de la muralla, de la que hay tres puertas. La localidad vivió en función de la sal desde la época de los romanos hasta el siglo XIX.
El lunes lo dedicamos a Burgos, situado en la encrucijada de los principales caminos de la época medieval y en mitad del camino de Santiago. Tuvimos una visita guiada en su catedral gótica y el casco antiguo de la ciudad. El gran problema fue que, al ser lunes, estaban todos los museos cerrados.
Al día siguiente fuimos hasta Peñaranda de Duero, joya medieval de Castilla y León. En su plaza mayor se encuentra la colegiata de Santa Ana, el palacio de los condes de Miranda, y el rollo de justicia. En lo alto de una roca está el castillo medieval.
Después de comer visitamos Lerma, que tuvo su apogeo en el siglo XVII, cuando el duque de Lerma la eligió cabeza de sus dominios. También dejaron su huella en esta ciudad personajes como el cura Merino.
El día de San Isidro, fuimos en primer lugar a Monasterio de Rodilla (que es una aldea, no un monasterio) a conocer la ermita románica de Nuestra Señora del Valle, del siglo XI, que se encuentra escondida en un valle fértil, junto a un arroyo.
A continuación Bribiesca, primer paso desde la meseta castellana hacia tierras cántabras. Aquí se celebraron cortes y se estableció el título de “Príncipe de Asturias” para los herederos de la Corona de Castilla. Tiene un cuidado casco histórico.
Regresamos a Burgos después de comer y muchos aprovechamos la tarde para visitar el monasterio de Santa María la Real de las Huelgas. Al día siguiente, de camino a Palencia para coger el tren que nos traería a Valencia, paramos en Torquemada, paso obligado en el camino que unía Burgos con Palencia y Valladolid. En el siglo XV se construyó un puente para salvar los peligros que conllevaba cruzar el caudaloso rio Pisuerga.
Es un lujo pertenecer y poder viajar con el grupo de esta Asociación, así es que nos despedimos con la ilusión de vernos en fechas próximas.
(Texto y fotos Carmen Marco)
One Comment
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Carmen…!!!! Ah, cuánto disfruté tus fotos y tu crónica. Saludos desde Puebla, México!!!