Teruel fue la ciudad elegida para la jornada gastronómica de la trufa, que en un principio, coincidía con la fiesta medieval de los amantes, pero la celebración fue trasladada al fin de semana siguiente a nuestra visita. Se notaba que la población se preparaba para estos festejos, pues ya se veían pendones en las calles principales. Teruel agradeció nuestra presencia ofreciéndonos una temperatura primaveral. Antes de comenzar la visita guiada, tuvimos un poco de tiempo libre, que muchos aprovecharon para comprar productos típicos.
Lo primero que conocimos fue la iglesia de San Pedro, recientemente restaurada, con una preciosa decoración pictórica mudéjar en su interior y su retablo mayor, de madera de pino sin policromar, dedicado a San Pedro. Llama la atención el alto zócalo, que parece de mármol, pero es de granito.
También destacan: la capilla de San Cosme y San Damián, donde se descubrieron en 1555, las momias de los amantes, que pertenecía a la familia de Diego, y uno de los cuatro claustros mudéjares que se conservan en Aragón, donde reposaron los cuerpos de los amantes hasta su ubicación actual, y dedicado a la realización de actividades culturales.
Subimos a la torre de San Pedro, la más antigua de las torres mudéjares turolenses, con buenas vistas de la ciudad. Vimos el cuerpo de campanas, que no se utilizan desde la última restauración, y accedimos al ándito, que rodea la iglesia por el exterior, para apreciar los detalles de las vidrieras, el rosetón del templo y la torre.
El mausoleo de los amantes ocupa el espacio de la antigua necrópolis medieval de la iglesia de San Pedro. Juan de Avalos esculpió las estatuas yacentes bajo las que reposan las momias. Las caras ligeramente ladeadas y fríamente serenas, sus manos sin llegar a tocarse, son símbolos de un amor imposible. El techo de las tumbas es una preciosa cúpula.
A continuación nos dirigimos a la Catedral, dedicada a la Asunción de la Virgen, una de las escasas catedrales de estilo mudéjar que se conservan en España. El retablo mayor es de madera en color natural, con custodia para la eucaristía que se reserva permanentemente en el óculo central mediante una luz roja. Hay una capilla dedicada a nuestra patrona.
Pero la joya de la catedral es la techumbre mudéjar, que cubre totalmente la nave central, y que tuvimos la oportunidad de contemplar de cerca, a través de una especie de balcones dispuestos alrededor de la nave central. Ofrece una profusa e interesantísima decoración, por el desfilan toda clase de personajes, es como un libro abierto que muestra como era el Teruel medieval, todo un repertorio sistemático y original del saber de la época.
A mediodía tuvimos la comida de la jornada gastronómica de la trufa, que transcurrió en el ambiente de cordialidad característico de las personas integrantes de nuestra asociación.
Llegamos a Valencia a las siete de la tarde, habiendo pasado un día agradable. Queda decir que tanto Esther, las guías locales, y Vicent, el conductor del autobús, demostraron su gran profesionalidad.No tuvimos película al regreso porque, en este viaje, no vino Adolfo.
(Texto y fotografía: Carmen Marco)
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Desde Puebla, México. Un gran abrazo y gracias por el delicioso relato.
Amigos comida y arte… no se puede pedir más.