tuvimos lluvia, sol y hasta un poco de
nieve ¡No se puede pedir más!.
de Jabalquinto, Universidad antigua,
Ayuntamiento, exterior de la Catedral…) y comimos muy bien, la mayoría en el Casino que anteriormente fue palacio y tenía un patio estupendo, pero no lo
disfrutamos mucho por la lluvia. A última hora de la tarde llegamos a Granada. Hotel
confortable y céntrico. Nos dio tiempo a
dar un paseo por los alrededores de la Catedral
y empezar a disfrutar de la riqueza arquitectónica de la ciudad, fruto de su pasado musulmán, judío y cristiano.
Generalife, con
entrada y audioguía incluidas; una auténtica
maravilla que sigue impactando aunque no
sea la primera visita. Por la tarde, el Albayzín: recorrimos con el guía todo el barrio y seguimos
con interés sus explicaciones, haciendo varias
paradas en los lugares más emblemáticos,
incluída la pastelería. Lo mejor, la vista de la Alhambra desde el Mirador de San Nicolás y también la Mezquita Nueva,
a la que algunos nos asomamos. La cena fue en el
Mirador de Morayma, uno de los cármenes más
bonitos del barrio y antes aún callejeamos
un poco por el Sacromonte y por la cuesta del Darro. Día muy completo.
lluvia, el casco antiguo de la ciudad:
exterior de la Catedral y Capilla Real, Plaza Nueva, Paseo de los Tristes (con vista muy buena de la Alhambra), Bañuelos Árabes, Carrera del
Darro, Corral del Carbón….. Antes de la comida, ya empezamos a visitar Granada a
nuestro aire y después de la comida
continuamos. Cada uno según sus preferencias o intereses, pudimos admirar la Capilla Real, interior de la Catedral,
Corral del Carbón, Monasterio de S. Jerónimo,
Iglesia de la Inmaculada y S. Juan de
Dios (donde es tal la explosión del barroco que deslumbra al entrar.Perfecto para entender lo que fue el arte de
la Contrarreforma), Huerta de S.
Vicente….. Vimos mucho, pero no todo; así
siempre queda algo para la próxima vez (por ejemplo un baño y masaje en los Baños Árabes Al Andalus, que estaban
completos. También tuvimos tiempo de
pasear por las calles Elvira y Calderería,
Vieja y Nueva, cenar o tapear y terminar la noche en el Sacromonte con espectáculo flamenco y copa, algunos.¡ Cansadísima,
la jornada del turista !
programado).
Paseamos por el barrio morisco (harem incluido),
compramos miel de caña y vimos el
Monumento a las Tres Culturas. A continuación nos dirigimos a Nerja donde visitamos la Cueva, comimos y
nos acercamos al Balcón de Europa, además
de visitar el Museo y, por último, ver el auténtico
Barco de Chanquete.
el Sacromonte para disfrutar de un Cuadro Flamenco en el Auditorio Enrique Morente; el espectáculo era bueno y
el auditorio hay que verlo, con el fondo
de escenario de cristal y cortinas que
subían al apagarse las luces para dejarnos ver la Alhambra
iluminada. Unos volvieron a pie, otros en minibús y algunos en taxi; después, cena o tapeo y al hotel a hacer la
maleta.
salida hacia Guadix. Allí visitamos la
vivienda-cueva de María y José, no programada pero muy auténtica, y la Cueva-Museo de Alfarería, que es
la que estaba programada. Luego subimos
hasta un mirador desde donde se contemplan las
dos ciudades (Alcazaba/Catedral) y al bajar compramos nueces del terreno para completar la dieta.
A las once y media
salimos para Valencia y vimos como nevaba
en el Puerto de la Mora. En el autobús, doble
sesión de cineclub: hasta Elche, La Dolce Vita ( Fellini ) y de Elche a Valencia, Bellisima (Visconti); ambas con
los correspondientes comentarios de
Adolfo. La comida fue en El Dátil de Oro,
restaurante en el interior del Palmeral;
estuvo muy bien y al final hubo sorteo-sorpresa, con final feliz para siete afortunadas/os y foto de familia para
todos.

trabajo que supone organizar un viaje cultural como éste
y por toda la información que nos habéis facilitado. Para terminar, los versos de Francisco A. de Icaza (México, 1863-Madrid 1925) que
aparecen en la Alhambra, en una placa
sobre el muro de una de las torres de la Alcazaba:
Dale limosna, mujer,
que no hay en la vida nada
como la pena de ser
ciego en Granada.
Y, como curiosidad, este señor fue un diplomático
mejicano, además de poeta cuya hija,
Carmen de Icaza, fue una de las figuras más representativas de la narrativa española del siglo XX escrita por
mujeres.