La convocatoria de salida para esta escapada de dos días a las tierras del Delta del Ebre,son las 7,15 horas de la mañana, todo el grupo es puntual, y a las 7,30 emprendemos el viaje. Nos esperan 240 Km de recorrido hasta llegar a Miravet, nuestro programado destino inicial. Tenemos como guía de expedición a Esther Vaya, compañera habitual y conocida de todos, que nos recibe con un mensaje de bienvenida cargado de información sobre el itinerario que vamos a comenzar. Como ayudante de campo y colaborador necesario, está Paco Merino, viajero empedernido y sobresaliente actor. Nuestra primera parada, es en el Cafe-Store de Benicarló, hacia las 9 de la mañana, donde tendremos media hora para tomar un pequeño refrigerio. Estamos viajando con un autobús utilizado por el Levante Unión Deportiva, con unos grandes logos desplegados en sus laterales, eso va a propiciar, que algunas personas, con complicidad y sonrisas, nos pregunten por la marcha del club y sus recientes triunfos. El autobús en su interior es bastante confortable, pues tiene entre sus asientos una distancia ligeramente mayor.

En cuanto entramos en la provincia de Tarragona, zona del Baix Ebre, en las proximidades de Amposta, comenzamos a ver al majestuoso rio Ebro con sus meandros y ancho caudal muy próximoa distintas poblaciones: Roquetas, Xerta, Benifallet, seguimos hacia nuestro objetivo que es Miravet.Uno de los pueblos más populares e idílicos del interior de Tarragona, bañado totalmente por el rio Ebro, con un encanto especial en su casco antiguo y unas estupendas vistas desde casi todos los puntos de su emplazamiento, además de un castillo situado en lo alto de su principal colina.

Llegamos entorno a las 11 de la mañana y el autobús nos deja frente al antiguo embarcadero de “LLaguts”, barcazas especializadas en transporte de cargas y animales a través del rio, de hecho,podemos contemplar sobre un muro un monumento-homenaje a su recuerdo, pues en la actualidad están en total desuso.
Nos recibe el que será nuestro guía de recorrido Ayan Grau, que nos va a acompañar por el pueblo y por las distintas cuestas hasta el castillo-fortaleza templario, erigido imponentemente sobre un cerro de 80 mts. de altura, dominando el Ebro y las tierras de sus alrededores. Su estratégica ubicación, ha contribuido a que el lugar haya sido ocupado por el hombre desde la prehistoria, dándole un destacado protagonismo en la zona.

El guía nos explica, con gran profusión de datos, la historia de esta fortaleza y nos habla de la cesión a los templarios en el 1153 por parte de Ramón Berenguer IV. En nuestra visita, apreciamos los distintos espacios y la mezcla de estructuras, sobre todo las de construcción templaria. Nos cuenta, que los caballeros-monjes, derruyeron la anterior arquitectura andalusí para construir esta fortificación inspirada en la arquitectura militar de Tierra Santa, estilo sistemáticamente exportado a los reinos cristianos de Europa.

A mitad de la subida, nos muestra la iglesia de Santa Maria de Deu de Gracia, o iglesia vieja, ubicada sobre una gran explanada-mirador llamada “la Sanaqueta”. Cuenta, que recibió el nombre de vieja cuando se inauguró otra iglesia en el pueblo y esta fue desacralizada, sufriendo a partir de entonces, una gran degradación y abandono.Su edificación se debe a la conversión de la población musulmana de Miravet al cristianismo, por eso, fue construida sobre el espacio que ocupaba la antigua mezquita musulmana. Sin ningún tipo de restauración, todavía puede apreciarse, en su cúpula, un importante impacto de obús de la guerra civil de 1936.Contiene cierto número de frescos en sus muros muy deteriorados. El lugar alberga un pequeño museo de pintura moderna y una colección de mosaicos antiguos, en ocasiones, se celebran exposiciones y conciertos, además de presentaciones de libros. El guía, nos recuerda que esta zona fue crucial durante la famosa batalla del Ebro, estando muy próximo el famoso frente de la población de Gandesa. A la salida del recinto, nuestra compañera y música Enriqueta Donat nos regaló con su dulzaina un homenaje a las víctimas de la batalla del Ebro de 1938, no fue muy largo porque se emocionó y tuvo que dejarlo para más tarde.

En el camino de subida al castillo, el guía, nos señaló el edificio donde vivió el pintor impresionista Joaquín Mir, conocido vecino de la población, y aprovechó para comentarnos que muy próxima a Miravet se encuentra la población de Horta de Ebro, donde la familia de Joan Miró poseía una masía y Pablo Picasso paso algunas vacaciones con su primera esposa Olga Stepanovna, pintando cuadros que, en la actualidad, se consideran los principios de su etapa cubista.
Una vez terminada la visita del Castillo de Miravet, nos dirigimos, a través del pueblo hacia el restaurante “el Moli de Xim”, donde nos encontramos con una carta reconfortante y variada que va a ser el primero de los buenos menús que vamos a disfrutar durante este viaje, sorprendente la “la cloxa de Miravet”, que es la comida que llevaban los jornaleros al campo y que han recuperado como receta tradicional de la zona,nos la sirven en la ración adecuada, no exenta de buen sabor y preparación,de plato principal tenemos un fricando de ternera,muy celebrado por estar bien cocinado y tierno.
Después de la comida, salida hacia Tortosa, donde llegamos en torno a las 6 de la tarde y nos alojamos en el antiguo palacio real, también llamado castillo de San Juan, anteriormente fortaleza árabe o Suda. Desde 1972 tras una profunda restauración convertido en Hotel-Parador Nacional.

Cuando estuvimos instalados en nuestras habitaciones, con miradores individuales en las habitaciones que nos mostraban buenas vistas de la ciudad, (pues está en lo alto de una colina y la panorámica de Tortosa es muy completa), pudimos pasear y disfrutar la población, en principio, recorriendo el recinto del parador lleno de jardines y balconadas.


En este paseo vespertino, nos dio tiempo ver el palacio arzobispal y la catedral de Sta María, edificada sobre lo que fue el antiguo foro romano y declarada monumento histórico en 1931. Recorriendo las calles de Tortosa, nos dirigimos a las 8,30 al restaurante “La torreta de Remolins”, en este local, disfrutamos de un recibimiento amable y cordial por parte del Chef, que nos explicó las características de los distintos platos que componían el menú, tuvimos una estupenda crema de calabaza con gambas, bacalao gratinado sobre espinacas salteadas y no podía faltar el catalanísimo “pá amb tomaca” que en este restaurante de línea moderna, se sirvió como “Flauta de jamón Rai de Avynio”, todos nosotros celebramos la delicadeza y el buen hacer del restaurante. Para comodidad de nuestro grupo, nos dieron un reservado que nos separaba del resto de comensales, resultó muy íntimo y agradable.

Volvimos en torno a las 11 al Hotel y nos retiramos con la hora del día siguiente ya concertada, saldríamos hacia las 10,30, por ello, dispusimos de un cierto tiempo hasta nuestra partida para seguir visitando lugares emblemáticos de Tortosa, tales como el jardín del príncipe, situado a la bajada del Parador, y que además de espacio ajardinado, es un recinto lleno de esculturas en bronce del artista Santiago de Santiago, volvimos a situarnos cerca de los palacios y vimos los colegios de Sto domingo, San Jaume y San Matías, también nos acercamos a ver el edificio de l´Escorxador, preciosa construcción de estilo modernista restaurada y dedicada a lugar para la cultura, fue el antiguo matadero y alberga, además, la oficina de turismo de la ciudad, detalle que aprovechamos para hacernos con planos y folletos de Tortosa. Nuestra salida hacia el Delta del Ebre es a las 11 de la mañana, tenemos un recorrido de 40` hasta llegar al parque natural. El Delta con 320 km cuadrados de superficie, es la zona húmeda más importante de Cataluña y la segunda de la península después de Doñana, aquí, vamos a descubrir gran cantidad de aves y un magnífico paisaje.


Estaba previsto que hiciésemos un recorrido por las aguas del delta, de tal modo, que llegamos al punto de embarque llamado “El pas illa de Buda” para subirnos en uno de los “Creuers”, tenemos un tiempo desapacible con viento, así que gracias a la gestión de nuestra guía Esther podemos adelantar la salida del mismo.El barco nos lleva, con un recorrido de 45´ a la desembocadura-unión del rio con el mar. En medio de las aguas, centro del espacio natural del Parque hay un islote grande donde crece una planta que se llama Buda, similar al esparto y la Anea, de ahí el nombre de la zona, nada que ver con la religión budista, nos aclaran. Parece ser, que en la isla habitan cierta cantidad de caballos salvajes, siendo un paraje similar a la Camarga francesa. Los encargados del crucero nos van explicando las características de la fauna y la flora de las orillas y los distintos islotes.

Al finalizar nuestro recorrido, nos dirigimos al restaurante “Pas de Buda”, donde una vez más nos están esperando con nuestras mesas preparadas, podemos degustar, después de una abundante ensalada, una mariscada al estilo del Delta con sus “muscles o cloxinas” y un estupendo plato de paella, todo muy sabroso.
En torno a las 4 de la tarde nos disponemos a emprender nuestra vuelta a Valencia,tenemos unos 200 Km de recorrido, no ha arreciado el viento, pero durante todo el retorno podemos disfrutar del sol y el buen ambiente que ha sido la tónica de todo el fin de semana. Repetiremos.
(Escribe: Francisca Mompó
Imágenes:Francisca Mompó y Paco Merino)