Hoy hemos estado en dos ciudades que teniendo un pasado histórico común bastó que una tuviera ferrocarril para que la economía disparara su crecimiento.
Ptuj y Maribor, a orillas del mismo río, el ferrocarril a Trieste cambió la historia de las dos ciudades.
Ptuj, con su castillo imponente, tiene los restos de una estela funeraria Romana que se utilizó como picota junto al cercano teatro de la ciudad que las SS nazis utilizaron como centro de operaciones.
En Maribor, siempre rodeados de inmensos bosques en un paisaje bucólico he recordado que Eslovenia es el pais más alemán de la antigua Yugoslavia.
Cenamos en Liubliana.