Pocas veces dejamos que nuestro yo y nuestra belleza interior se manifiesten»
El ciclo «El proceso de envejecer» finaliza con el tema del paso del tiempo y el filme «Cerezos en flor»
El misterioso monte Fuji, considerado sagrado en la cultura japonesa, inspira a un anciano alemán llamado Rudi para que realice un homenaje a su recién fallecida esposa. Trudi era una gran admiradora del Butoh, una antigua danza que permite auto descubrir el interior inconsciente del ejecutante a través de la interpretación de su propia sombra. Con Cerezos en flor, una tierna historia de gran intensidad emocional sobre el amor conyugal, la cineasta germana Doris Dörrie transmite al espectador la fascinación que le producen las ancestrales tradiciones orientales. Esta película fue la elegida para ilustrar el tema El paso del tiempo, el tiempo que pasa, cuarto debate del ciclo de cine El proceso de envejecer. Una mirada fílmica, organizado por la Asociación Amigos de la Nau Gran y el Club Diario Levante, entre otras entidades dedicadas a la formación de personas mayores.
El psicólogo y director de las Aulas de la Tercera Edad de l´Eixample, Javier Bendicho, señaló que la película «está estructurada como dos filmes absolutamente distintos, con sus diferencias narrativas y estéticas. En la primera parte, indicó el especialista, se aprecia el desencuentro entre el matrimonio y sus hijos, mientras que en la segunda, la directora se centra en el viaje del protagonista a Japón, donde hay más simbolismo. Simbolismo que alcanza altas cotas de surrealismo y en el que estéticamente se idealiza hasta hacerse poético». Bendicho citó a la autora del filme: «Hay que dar al cerezo la oportunidad de florecer, cada persona dispone de un momento en el que puede florecer mostrándose en todo su esplendor. Aunque, a menudo, nos negamos ese momento. Pocas veces dejamos que nuestro verdadero yo y nuestra verdadera belleza interior se manifiesten. En cuanto al amor, hay que darle la oportunidad de florecer y saber apreciarlo cuando lo hace».
En ese sentido, el profesor de Teoría de los Lenguajes de la Universitat de València, Enrique Bordería, profundizó en la personalidad de la cineasta, afirmando que «Dorrie es muy importante en el cine alemán, tuvo un gran éxito con Hombres hombres (1985). Ella está enamorada de Japón, su cultura, teatro, danza y gastronomía quedan reflejadas en el filme. En 1996, asevera Bordería, la directora perdió a su marido, colaborador suyo como director de fotografía y ella también buscó en la cultura oriental respuesta a su dolor».
«La búsqueda de una segunda oportunidad»
La cuarta sesión del ciclo «El proceso de envejecer. Una mirada fílmica», que ha venido desarrollándose a lo largo de los últimos cuatro meses en el Club Diario Levante, ha corroborado el éxito de esta iniciativa patrocinada por una serie de entidades valencianas relacionadas con la Universitat de València. Expertos en la tercera edad, junto a profesores de psicología, filosofía y periodismo han abordado desde distintas perspectivas importantes temas intergeneracionales como el alzhéimer, la muerte, las relaciones familiares en la edad adulta y, finalmente, la percepción del paso del tiempo. El profesor del departamento de Teoría de los Lenguajes de la Universitat de València Enrique Borderia fue el responsable de escoger la película que ilustraba el tema, «Cerezos en flor», de la realizadora alemana Doris Dörrie.
El profesor y crítico cinematográfico explicó que «en el eje central del relato de la película se busca dar sentido a la existencia y que el título es un canto a la vida y a su significado efímero. Como dijo el poeta alemán Goethe: ¡detente instante, eres tan bello! Aunque la vida no se puede detener ni congelar».
Bordería insistió en que «a pesar de que el filme es triste, porque trata sobre la muerte de alguien cercano, también es optimista, porque el protagonista quiere buscar esa vida que no supo dar a su mujer. Las imágenes son poéticas y están impregnadas de gran lirismo. Con el viaje que inicia el protagonista, Rudi, se muestra la búsqueda de una segunda oportunidad». Bordería también indicó que en el filme aparece «la dicotomía de la realidad de hoy: occidente y oriente; modernidad y tradición; campo y ciudad. Aunque esta división en dos, advierte Bordería, corresponde a dos espejos que se reflejan». En este filme, según el crítico, aparece una clara referencia al clásico «Cuentos de Tokio» ( 1953), de Yasujiro Ozu, donde se recogía el choque generacional y el contraste urbano rural. Bordería concluyó su intervención recordando que Doris Dörrie reconoció que cuando era joven, al visionar a los clásicos japoneses, no los entendió y que fue en la madurez cuando al reencontrarse con ellos, supo interpretar la belleza del discurso oriental. f. franco valencia