EJEMPLOS DE BUEN CINE
En el mes de octubre nos han llegado un buen número de interesantes películas, que pasamos a comentar, a continuación, de forma breve. Todas ellas, unas más atas que otras, podrían tener una calificación de 3 (sobre 5), incluso algunas de ellas podrían llegar a cuatro, sea como sea, todas son dignas de interés y análisis. Se trata, pues, de títulos de gran interés, calidad (algunos superiores a los otros).
En primer lugar citemos (no porque sea el suyo el mejor filme) a Woody Allen, quien por sus (no demostrados) problemas (o mejor dicho los que pretende su vengativa ex, Mia Farrow) como acosador (ha sido declarado inocente por los tribunales en más de una ocasión), ha tenido que padecer presión en América del movimiento Me Too ante el rodaje (y abortado estreno) de Día de lluvia en Nueva York, al que la productora, la todopoderosa Amazon, condenó, impidiendo no sólo su exhibición sino también rescindiendo, sin razón alguna, el contrato que tenían con Allen para realizar otros títulos en los próximos años. Naturalmente Allen ha demandado a Amazon y, ante la negativa para rodar otra película, por el momento en Estados Unidos, ha buscado otro tipo de financiación; debido a ello este verano en España, en concreto en San Sebastián, ha podido realizar una nueva película que, sin duda, veremos el próximo año.
Día de lluvia en Nueva York no es su mejor filme pero tampoco es de peores. Una pequeña y simpática obra con algunos personajes memorables (la novia del protagonista) y una serie de brillantes actuaciones con Nueva York como fondo. Una película suave, fresca, vaporosa cuya conclusión, en una mezcla de realidad-imaginación, conduce al propio mundo del cine y la posibilidad, o no, de cumplir los posibles o imposibles finales felices impuestos por la industria del cine. Existen algunos personajes realmente, en su descripción, excelentes como la novia del protagonista. La forma de definir situaciones es propia de un gran realizador: la presencia de la novia del hermano del protagonista, toda la secuencia del rodaje amateur… Hay una crítica al cine y a sus métodos. También a quienes han ascendido, o intentan hacerlos: basta la secuencia de la fiesta para demostrarlo o los trazos que definen a directores, guionistas o actores famosos. Todo ello dado como una crónica en ese Nueva York tan conocido por Allen, y dado por una narración contada por un joven, curiosamente un actor que con posterioridad al rodaje ha renegado de Allen.
Con los tonos dorados de uno de los grandes fotógrafos del cine, Storaro, y una dirección notable, el filme es algo más que un divertimento. Que lo es. La película se ha estrenado en Europa pero en Estados Unidos sigue sin poder hacerlo. Muy lamentable.
De todas los títulos señalados anteriormente el mejor, más radical, con permiso a la radicalidad a toda cosa que desea imponer Joker, es Parásitos en la que su director, el coreano Bong John-ho, autor de buenas películas entre las que destaca Crónica de un asesino en serie, con una buenas dosis de humor negro, y desde la observación de dos familias (en algunos momentos puede llevarnos a recordar al Kore-eda de Un asunto de familia) procede a plantar un filme sobre las diferencias de clases sociales y conseguir un rabioso filme ¿social? Esperpéntica pone en evidencia la diferencia entre la clase pudiente y la necesitada. Un enfrentamiento entre ricos y trabajadores pobres que termina de forma terrible. Lo mejor es el guión, modélico, siempre realizando giros (su mejor y también su peor baza) insospechados para el espectador.
Una sociedad dominada por lo tecnológico y donde lo más importante es tener un teléfono móvil y una utilización que, en un determinado momento, tiene tanta fuerza (o más) que cualquier arma. La vida de las clases bajas, en sus casas inundadas por la lluvia, en su exposición a los otros, contrasta con la gran mansión impoluta donde todo parece estar en orden.
Pero en una y en otra ese orden, serenidad forma parte de una especie de representación y que se va a hacer efectiva en el desarrollo del filme. Un tema por otra parte que el director, el enfrentamiento de clases, ya había mostrado en Rompenieves. Lástima de un epilogo que sobra o de dejar sin moldear algunos personajes secundarios. Con todo sorprendente, sugestiva y original.
En cierta manera también es radical, en una especie de lucha de los desarraigados, de los payasos contra la sociedad de la opulencia, Joker del hasta ahora poco destacable realizador Todd Phillips (Resacón en las Vegas). Discutible y contradictoria Joker parece enfundarse en varios títulos como son Taxi Driver, El rey de la comedia y V de Vendetta. Su problema estriba en el carácter anormal del personaje principal como forma de dar sentido a su lucha contra las clases dominadoras.
Demasiado socorrido el presentar al payaso, considerado así por la sociedad bienpensante, en un enfermo mental (algunas críticas sobre este filme relacionan al Joker con el Norman Bates, interpretado por Anthony Perkins, de Psicosis, madre incluida). Por otra parte el filme, muy libre en ese aspecto, no matiza con exactitud la diferencia entre lo que su mente distorsionada presenta: lo imaginario (la falsa historia de amor con la bella vecina de color, acaso el asesinato de su madre) y lo real. Mucho menos el convertirle en un mesías de un movimiento agitador y revolucionario contra el orden establecido, hasta el punto de llegar, las imágenes, a presentarle como Cristo (escena en que es sacado del coche, después del accidente, por los muchos payasos, es decir los pobres y desheredados del mundo).
Pienso que parte de la entrevista antefinal en televisión sobra, aparte de no encontrar muy acertada la relación con Tiempos modernos de Chaplin de la que (además de unas imágenes del films vista en una televisión a lo largo de la narración), en la escena final, se incluye la música de la película de Chaplin con la letra que luego algunos cantantes añadieron (Nat King Cole o Jimmy Durante, que es de quien se utiliza en ese momento).
Un momento muy bien dado es el encuentro de Joker, el hombre desheredado, frente al futuro Batman (¿hermanastro de Joker), el niño rico. Uno aquel fuera de la gran mansión, el niño dentro de su supercasa lujosa. Entre ambos la reja de la casa que separa ambos mundos y ambos personajes. En cierta manera Joker y Parásitos se unen en su enfrentamiento de clases, en su, eso sí de forma distinta, a la hora de representar a una sociedad opulenta frente a otra oprimida.
Muy interesante el último trabajo de Celine Sciamma (Tomboy; Girl Hood) Retrato de una mujer en llamas con una foto excepcional imitando las pinturas de Caspar David Friedrick. Un filme sobre mujeres enfrentadas a sí mismas y al ambiente que les cerca.
Una isla, una casa, una pintora y una mujer que se sabe prisionera para actuar y cuyas emociones aparecen reprimidas. Cine de miradas, de búsquedas, preciosista y rico, que cae en algún desliz sobre todo al refugiase, ya indicado en el propio título, en lo metafórico. Primoroso, de regusto intelectual es un canto a la libertad, al arte y a la mujer. La culminación, con dos excepcionales finales, es soberbia. Belleza en los encuadres, secuencias medidas como aquella en que la pintora conoce a la mujer que tiene que pintar en el primer paseo hacía la playa. Sobra cierta truculencia y una demasiada elementalidad (la secuencia del aborto).
Abundante en metáforas (la llama, las olas, el cuadro pintado sobre el libre) se alimenta de una admirable esencia intelectual, apoyada también en sus referencias literarias y mitológicas: Orfeo y su despedida de Euridice. Sobre su calidad, y gran sentido cinematográfico vuelve a insistir en los dos finales, sobre todo el último un plano sostenido sobre el personaje Heloise mientras escucha, en el teatro, el Verano de Vivaldi (Los cuatro estaciones), recordando el instante en que, sobre un piano desafinado, Marianne le hizo, en los acordes de ese movimiento, sentir la emoción. Impresionante ese rostro de la mujer, sin saberse, en el teatro, observada por Marianne, pasa del lloro a la alegría. Un excelso final con el que se cierra esta lenta, hermosa, equilibrada película.
Por su parte Lo que arde del director gallego Oliver Laxe (Todos sois capitanes, Mimosas) es una película sorprendente. Con regusto de western (un paisaje, un pueblo, el hombre encarcelado que vuelve al pueblo) Laxe construye un bello filme, denuncia también de un estado de cosas porque Lo que arde desde su aparente simplicidad se abre a muchos interrogantes y propuestas. Su riqueza está en lo que vemos, en la forma en que cuenta esta historia aparentemente sencilla y por momento como si fuera un documental. Y es que, sin duda, es un documento de una región, la gallega, y de un mundo natural que va siendo invadido, condenándolo a su desaparición.
Salvo la de Allen, el resto de los filmes han sido premiados en los grandes festivales de cine (Cannes y Venecia), y todos ellos galardonados justamente. Como justo es el Goya que, en la ceremonia próxima de dichos premios, recibirá una mujer excepcional que comenzó en el cine, de niña, cantando y termino convirtiéndose en una gran actriz (siempre lo fue), al tiempo, sin duda, en una mujer comprometida y excepcional, que hoy vive apartada del cine. Un homenaje justo, merecido el que recibirá Pepa Flores, por sus películas, por su proceso vital, incluso por su consciente separación del mundo del cine, consecuente a lo largo de su vida con una forma de ser, de pensar. Una mujer excepcional, aquella que conocimos de pequeña como la pizpireta Marisol. Un homenaje totalmente merecido del que hay que congratularse.
Escribe: Adolfo Bellido López