MES DE ENERO
Muchas películas, en principio, de interés se han estrenado desde finales de diciembre hasta en el último tercio de enero, no toda esa expectativa se corresponde con la calidad de las películas, incluso algunas aparentemente excelente, encierran planteamientos y desarrollos tramposos. Trataré de realizar pequeñas reseñas de varios de los títulos estrenados
Una gran mujer (3) de Katermi Balagov
Quizá la menos conocida del público debido a que su estreno ha sido limitado, es, sin embargo, la más importante de todas. Dirigida por el realizador ruso Balagov, del que también nos llegó su interesante primer largometraje, Demasiado cerca, es un filme dramático centrado en la ciudad de Leningrado, al terminar la segunda guerra mundial.
La historia de dos mujeres enfrentadas a la dureza de una ciudad que acaba de vivir un terrible cerco, donde los personajes parecen espectros que deambulan, tratando de encontrarse, en una ciudad destrozada, siendo, esos seres, reflejo de la propia ciudad. Dos mujeres muy distintas que intentan apoyase una en la otra, encontrarse en una amistad que supone incluso la necesidad de tener un hijo una de ellas, para la otra. Antes habrá muerto otro niño en una de las secuencias más impresionantes que el último cine nos ha dado.
El filme se adentra en la miseria, en la mentira y la muerte, necesaria y obligada como forma de poner fin a la angustia y el dolor. A aquella heroicidad, aquel canto a la juventud gloriosa sobre aquellos que vivieron y defendieron la ciudad, sobre un ejército ordenado, valiente se le da la vuelta convirtiéndola en una visión negra de aquel momento, de una subsistencia en situaciones extremas.
Sostenida, brillante la película describe, muestra, sugiere y será el espectador quien termine llegando a la idea que el realizador, con sus 27 años, quiere comunicar. Hay escenas, momentos, imposibles de olvidar por su fuerza, el horror que transmite lo que nos está contando. ¿Se cierra la historia esperanzadoramente con el reconocimiento amoroso de las dos mujeres o quizá no sea más que un breve paréntesis un una historia que va mucho más allá de ese final?
Mujercitas (3) de Greta Gerwig
Greta Gerwig compañera actual de Noah Baumbach (Historia de un matrimonio) comenzó interpretando y trabando en algunas de sus películas, siendo la primera que (Greta) dirigió Lady Bird. Mujercitas es la segunda, mientras ya (con Baumbach) prepara la tercera (Barbie). Su segundo largo toma como base la famosa novela de Louise May Alcott llevada a la pantalla varias veces.
Una novela, en gran parte autobiográfica a la que seguiría Aquellas mujercitas. En ambas lleva a cabo una brillante descripción de la vida de cuatro hermanas jóvenes y de sus distintos planteamientos vitales en una sociedad donde prácticamente la única salida para la mujer era el matrimonio. La posición y propuesta de las cuatro es muy distinta, la que piensa sólo en casarse (Meg), la más pequeña (muere) centrada en el piano Beth), la más pequeña a la que le gusta pintar, pero piensa, sobre todo, en tener una gran vida (Amy) y Jo, la segunda de las hermanas, la más libre luchando por ser sobre todo, ella. Personaje que puede considerarse como el retrato de la propia autora.
El filme de Gerwig difiere de las otras versiones bastante tanto por el tratamiento como por la idea general que quiere transmitir. Toda su película está realidad a través de saltos en el tiempo como si tratará de ser el recuerdo en la mente de Jo. Recuerdos que nos llevan de un tiempo a otro y que sirven, a su vez, para ir creando la dinámica de la propia película. Saltos temporales dados a través de la música, el cambio de color, los vestidos y que, incluso, sirven, esos elementos, para diferenciar el presente desde el cual se viaja a ese pasado.
Para cerrar el círculo la directora y guionista va más allá. Convierte, sin ninguna reserva a Jo en la autora del relato, de forma que al comienzo veremos cómo trata de convencer a un editor para que publique sus relatos, aunque para ello tenga que ocultarse tras un nombre masculino. Desde esos escritos primeros pasará a publicar Mujercitas, proceso que sigue bastante fielmente en seguido por la autora. De esa forma introduce un nuevo elemento: la diferencia entre las necesidades comerciales frente a la reliad, lo que conlleva a un final esperado por los lectores (o espectadores) y feliz y el real. De ahí que se obligue a casar a Jo, cuando en realidad (y tal como muestra el filme en la separación de ambos finales) la autora nunca se casó, creando una escuela.
Mujercitas es una película interesante, abierta, claramente feminista con excelentes actrices (con un pequeño papel para las excelentes Laura Dern y Meryl Streep) y un gran diseño de producción. Habrá que seguir, sin duda, las próximas películas de esta actriz, guionista y directora que es Greta Gerwig.
El oficial y el espía (3) de Roman Polanski
La injusticia y lo personal
El caso Dreyfus fue uno de los hechos más escandalosos que tuvieron lugar durante la tercera república francesa. Un capitán del ejército francés fue degrado y condenado a prisión en la isla del diablo por ser acusado de haber entregado documentos secretos a los alemanes. Un hecho que ocultaba algo muy grave: el antisemitismo existente tanto en el ejército como en la sociedad francesa.
Durante doce años (de 1894 a 1906) Dreyfus se vio envuelto en tal trama, tal persecución por ser judío. Zola con su célebre proclama Yo acuso (1898) publicada en la prensa, y por la que fue condenada, caldeo más el ambiente llevando al país tanto a una crisis política como a enfrentamientos sociales, de forma que la población se dividió en defensores y detractores de Dreyfus.
Finalmente se proclamó su inocencia reintegrándose al ejército pero no al cargo que, por los años de servicio, le correspondían. Sobre esta historia se han escrito libros y se han realizado películas y documentales (también series televisivas) desde el mismo inicio del cine.
Ahora Polanski en su último filme, de título original Yo acuso, vuelve sobre estos hechos, pero trasladando el protagonismo al coronel Picquart, el hombre que defendió y logro demostrar la inocencia de Dreyfus. El comienzo de la película ya indica la forma que emplea Polanski: una larga, y excelente, secuencia en la que asistimos a la degradación de Dreyfus y donde, en ese acto, el espectador entrará también en contacto con otros mandos militares, importantes en el desarrollo de la trama, así como con Picquart.
La película se toma su tiempo, ralentiza la acción para centrarla en una serie de reflexiones y diálogos entre los involucrados en los hechos, de forma que se plantee toda la complicidad del caso, incluyendo además una trama de más fácil encaje en el espectador, como es todo el entramado más o menos detectivesco en la búsqueda de pistas que lleven hacia la verdad.
Picquart, en su intento por descubrir la verdad, se siente encerrado, imposibilitado por sus superiores para dar unos necesarios pasos. El ser encerrado es uno de los temas principales en el cine de Polanski, un encierro que aquí se representa por medio del recinto donde trabaja, un caserón tenebroso y con unas ventanas imposible de abrirse.
Si la primera parte es excelente, no se puede decir lo mismo de la última parte, en la que se quieren abarcar demasiadas cosas y hacerlo de la forma más rápida posible e incluso, el duelo a espadas entre Picquart y su subordinado, que no se entiende mucho, sin embargo la secuencia que cierra el filme es brillante al mostrar cómo Picquart, alcanzado el poder, cambia, respecto a ciertas justas reivindicaciones, de postura. El poder… otro de los temas de Polanski. Quizá un momento que nunca existió, el encuentro años después de los dos militares, demostrativo de lo que supone el sin sentido de un poder, que vuelve, pero de otra manera, a encerrar al personaje, impedirle ser libre y aceptando, sin reparo alguno, el lugar en el que ahora se encuentra.
Sobran momentos o personajes como la amante de Picquart, que interpreta, como desde el momento en que la conoció, la mujer de Polanski.
Por cierto, el filme más va allá de la historia de Dreyfus, ya que desde otro punto de vista puede ser vista como el reflejo de la propia historia personal de Polanski, judío como Dreyfus, y perseguido desde hace año por la justicia americana, no sólo, por unos hechos que se remontan a muchos años atrás. Para él, parece decir, no existe perdón a pesar de su arrepentimiento sobre lo ocurrido (la violación de una joven). La vida de Polnanski, desde su nacimiento, es una terrible historia de dolor, de huidas, de muertes: un hombre desheredado que vaga por el mundo sin encontrar la paz.
Richard Jewell (2) de Clint Eastwood
Héroes, ¿o no?, anónimos
Las últimas películas de Clint Eastwood parecen centrarse en historias reales, donde personajes anónimos, en principio héroes, se han visto obligados, desde la condena en la mayoría de los casos de la justicia, los poderes fácticos, a luchar por demostrar la razón o verdad de su heroísmo. En este bloque de sus películas se encuentra (la mejor) Sully, la discutible El francotirador y la muy endeble 15:17 Tren a París. Si profundizamos más en los últimos títulos dirigidos comprobaremos que desde Gran Torino (2008) todos ellos se corresponden con hechos o personajes reales: Invictus, J. Edgar, Jersey Boys, Mula además de los citados con anterioridad. En Mula además trataba de tomar conciencia sobre su actitud familiar. Su hija, protagonista junto al propio Eastwod, terminaban el filme en un tono lacrimógeno.
¿Qué decir de esta película? Poco, realmente, es demasiado esquemática, simplona, en la misma línea (si eso es lo pretendido se ha conseguido) del personaje principal, del cual, aparte sus claro problema de, digamos, infantilismo cabría analizar con claridad sus interés por almacenar (comprar o utilizar) armas de cualquier calibre en su casa. Un personaje más derivado hacia otros seres anormales capaces de provocar cualquier tipo de acto delictivo, desde su curioso sentido del deber/justicia, que de otra cosa. Tampoco el guión explora la relación enfermiza entre hijo/madre. Eso sí Kathy Bates (la madre) se muestra tan gran actriz como siempre.
No es muy acertada la crítica, si se trata de eso, que se hace a la prensa. Más bien como se presenta. La prensa es, y el FBI pero, claro, de la época de Clinton (sin que venga a cuenta hay varios planos de la televisión que lo muestran) y es que, sin duda, para Eastwood estas cosas, lo que se cuenta, son propias de un pasado hoy superado. Eso sí, la prensa, de acuerdo a una clara ideología propia de la presidencias de Trump es perversa y el FBI, una obsesión de Eastwood que dirigió un filme sobre su creador, debe cambiar, y ser fiel a los dictados absolutistas de un presidente.
Película elemental, si se quiere narrada correctamente, con una secuencia mala en planteamiento y en resolución como es la declaración, a la prensa, de la madre del protagonista con un plano tan poco acertado como es el de la periodista, una de las culpables de todo el embrollo, llorando… arrepentida, un personaje, por cierto, muy mal dibujado. Es, como casi todos, estereotipos a los que se mueve como marionetas más que seres reales.
Una pena que Clint Eastwood siga empeñado en dirigir películas que nada añaden, e incluso restan, a su obra. Aquella que debió terminar con GranTorino. El resto es silencio
1917 (2) de Sam Mendes
Largo paseo por el… infierno
He aquí una película pretenciosa, engreída y engañosa. Su planteamiento argumental (¿siguiendo la senda de Salvad al soldado Ryan?) pretende un contenido imposiblemente humanista mezclado con la más elemental sensiblería. En el ejército, y no digamos en una guerra, hay órdenes imperiosas, obligadas y no envueltas con artimañas como la que da lugar a la historia, que según Sam Mendes, el guionista y director, dramaturgo antes que director de cine, rinde homenaje a su abuelo que combatió en la primera guerra mundial. El segundo error, o mentira del filme, estriba en su rodaje, un imposible plano secuencia ante cuya (falsa) utilización lleva a los espectadores a su admirar el ¿gran saber? técnico del que intenta hacer gala Mendes…y que en gran parte se inspira en la excepcional (los traveling por las trincheras) Senderos de gloria de Kubrick
A alguien le puede parecer exagerado todo lo anterior, la escasa consistencia dramática del film, su sentido egocéntrico, el crearse el realizador un gran genio, cosa que nunca ha sido, pero, claro, los varios premios (fuera de lugar) recibidos por algunos de sus títulos anteriores (especialmente por la pretenciosa, y cada vez más contestada, American Beauty) le han hecho creer, si no fuera ya por su postura, ser uno de los grandes cineastas de la actualidad: Ni por asomo
Quisiera indicar, brevemente, algunos de los varios errores existentes en el filme sin olvidar su humanismo sensiblero, ya indicado al comienzo.
- El plano secuencia con el que quiere unir acción del protagonista con su periplo en el filme, es falso. En la realidad tardaría horas en llegar al final de una misión que en proyección no llega a las dos horas.
- El rodaje realizado, sin cortes, en una única toma, es falso. La película está compuesta de varios planos secuencia (rodados sin corte) y luego unidos entre sí para dar esa sensación de Cuando un personaje pasa delante de cámara, se produce un oscurecimiento o similar, se produce el corte para empalmar con la siguiente toma. De eso sabía mucho Hitchcock que empleo ese procedimiento en La soga (y juro no hacerlo nunca más). Eso sí, ahora se trabaja con mejores medios y, en muchos casos, como lo hace Mendes, con cámaras digitales
- Hay fallos de guión inexplicables como es la llegada a una granja con una vaca únicamente y un cubo ¡repleto de leche de un ordeño reciente! Momento cuya función esta, en otro momento forzado pero, claro, deben pasar cosas en el desarrollo del filme, en función de la aparición de un niño (y una mujer salidos de ni se sabe dónde) que necesita alimentarse de leche (para eso, en función de un momento posterior, llena el protagonista su cantimplora de leche).
- Toda la secuencia de la población con todo ardiendo, el tono fantasmal del lugar, es decorado puro, claramente teatral, aunque bien mirado todo el filme esta rodado en decorados, con muertos más que reales (los caballos, por ejemplo) de guardarropía
- El final es el colmo de la falsedad (y no digamos el encuentro con el hermano del compañero muerto para redondear la sensiblería del filme): ningún soldado, además si gorra, es capaz de correr por unas trincheras diciendo, sin que nadie le paré, estando además en pleno combate, que quiere ver a un determinado mando. Poco parece saber Mendes de cómo se funciona en el ejército
- Los personajes aparecen y desaparecen no por lógica sino por imperativos de un guión retorcido al máximo. Un ejemplo sería cuando el protagonista se queda sólo y a la chita callando aparece un destacamento estadounidense y que además (sin ruido) tienen camiones. Hecho además, esas apariciones, exigibles por ese rodaje por secuencias. Deberían estar esperando la orden del ayudante o meritorio de dirección para irrumpir en la escena. Insisto no de manera natural sino forzada
- Los soldados alemanes son muy malos en comparación con la bondad (y humanismo) de los americanos. La maldad de los enemigos (no tontos como en muchas películas de guerras sino malos, malísimos) se manifiesta en la actitud de dos ellos, a los que los bravos soldados buenos salvan, en el primer caso, y no matan en el segundo, para recibir en compensación su ataque posterior.
- Y mucho más, pero nos quedamos aquí. Viaje falso al infierno de la guerra. Una bofetada, o zancadilla, según se mire a esas, sí, grandes filmes bélicos tanto de la primera como de la segunda guerra mundial. Sin novedad en el frente, Cuatro de infantería, Adiós a las armas, Tiempo de amar… tiempo de morir, Objetivo Birmania, Fuego en la nieve, Uno rojo división de choque, Invasión en Birmania, Los desnudos y los muertos y muchos más. Eso sí, ganará muchos premios y ahora que muchos espectadores queden extasiados ante la armazón técnica, con mucha falsedad detrás, pero cuyo nivel artístico es al menos discutible.
Otra cosa es que todo el filme, lo que vemos, sea producto de la imaginación o de las pesadilla del soldado que vive aquel infierno. Pero si es así, está muy mal contado
Escribe: Adolfo Bellido López