Un grupo de 28 personas de nuestra asociación, nos desplazamos hasta la comarca de La Rioja, que toma su nombre del rio Oja, que la recorre de sur a norte. Históricamente ha sido tierra de paso, de fronteras entre los reinos de Navarra y Castilla, por ella pasa el camino de Santiago, y tiene la producción de vinos más antigua de España.
Para hacer más ameno el trayecto en autobús, vimos Calle Mayor, rodada en gran parte en Logroño, para conocer muchos de los lugares que visitaríamos ese mismo día. La comida y la cena fueronen el Café Moderno, que aparece en la película. En el restaurante, pudimos ver un fotograma del film.
Durante la tarde tuvimos la visita guiada a Logroño, pasando por los lugares más emblemáticos de la ciudad y por los que sirvieron de escenario para la galardonada Calle Mayor. Tiene una importante zona de tapeo en la calle Laurel y alrededores. Como las cenas eran libres, nos sumamos a la costumbre del vino y las tapas.
El martes, visitamos Haro, población más importante de la llamada Rioja Alta. Su actividad económica se centra en la viticultura. Es una de las pocas ciudades, no capital de provincia, que tuvieron una sucursal del Banco de España. Entre sus fiestas destaca la Batalla del Vino, que viene a ser algo parecido a nuestra Tomatina.En la Iglesia de Santo Tomás pudimos ver una completa colección de vinos de misa. Estuvimos en Bodegas Bilbaínas, primera y más antigua de la Denominación de Origen Rioja, con cata incluida, por supuesto.
Después de comer conocimos la localidad de La Bastida, con un guía joven a quien dijimos que era Tempranillo, aunque él nos indicó que se consideraba un Crianza. Tuvo la habilidad de convencer a todo el grupo para subir la cuesta que lleva a la ermita del Santo Cristo, en origen románica, aunque la imagen del Cristo es gótica. Desde lo alto pudimos admirar una bonita panorámica con las cumbres nevadas de la Sierra de la Demanda. La llave de la puerta de la ermita parecía la de un castillo, mediría un palmo.
El miércoles nos dirigimos a San Millán de la Cogolla, situado a los pies de la Sierra de la Demanda, para visitar los monasterios de Suso y Yuso. El más antiguo es el de Suso, de arriba,allí se retiró el anacoreta San Millán, creador de la comunidad del monasterio que daría lugar a uno de los focos culturales más importantes del medioevo de Europa. Nos dividieron en dos grupos, ya que el acceso está limitado a un reducido número de personas. El edificio, de pequeñas dimensiones, une el estilo mozárabe y románico. En el atrio están los sepulcros de los siete infantes de Lara, y en el interior, las cuevas del ermitorio primitivo y las Tablas de San Millán (puertas de un retablo en forma de tríptico).
El monasterio de Yuso, de abajo, es de estilo renacentista y grandes dimensiones. En la actualidad está habitado por frailes de la orden de Agustinos Recoletos. Su Escritorio es uno de los más antiguos de Europa, conserva una amplia colección de códices y pergaminos, así como varios facsímiles, que tuvimos la oportunidad de ver. Destaca el Códice 60, donde se encuentran las Glosas Emilianenses. Es conocido como la Cuna de la Lengua Castellana. Hoy alberga, en una de las alas del edificio, el Aula Permanente de la Lengua Española. El poeta Gonzalo de Berceo profesó como monje en este monasterio.
Por la tarde estuvimos en la localidad natal de Santo Domingo de Silos, Cañas, visitando la abadía de Santa María del Salvador, habitada por una comunidad de monjas cistercienses de San Bernardo desde su fundación. Urraca Díaz de Haro fue la impulsora del convento, su abadesa, y en su sepulcro se la muestra sonriente. La construcción del edificio fue paulatina, comenzó en el siglo XII y terminó en el XVI. Llama la atención el ábside gótico de la nave principal, con grandes ventanales cubiertos de alabastro blanco. Su museo conserva las herraduras del caballo del apóstol Santiago, de la batalla de las Navas de Tolosa.
Al día siguiente, jueves, volvimos a la Rioja Alta. Esta vez a Nájera, al monasterio de Santa María la Real, cuyo aspecto exterior es el de una fortaleza. Fue mandado construir por el rey García Sánchez III, como sede episcopal y panteón real. Entre las tumbas, destaca el sepulcro de doña Blanca de Navarra, madre del rey Alfonso VIII. Inicialmente se levantó un templo románico adosado a la cueva donde el rey navarro, García IV, encontró una imagen de la Virgen con el Niño, una campana y un ramo de azucenas. El edificio actual es de estilo gótico. En el claustro de los Caballeros hay numerosos enterramientos de miembros de la nobleza, y también unas preciosas tracerías caladas que contienen un mensaje místico.
A continuación, subimos con el autobús, al monasterio de Nuestra Señora de la Valvanera, patrona de La Rioja, situado en el término municipal de Anguiano, a más de 1000 metros de altura. Está rodeado de frondosos bosques, con las cumbres nevadas y una espesa niebla. En la actualidad solo lo habitan cuatro monjes, todos ellos extranjeros. La milenaria iglesia, ha sufrido diversas transformaciones con el paso del tiempo. Pudimos ver de cerca la imagen de la Virgen y apreciar la curiosa postura que tiene el Niño Jesús. Varias localidades riojanas realizan romerías al monasterio durante la primavera y el verano. Probamos el licor Valvanera, elaborado a base de enebro y manzanilla. Tuvimos cata doble, ya que comimos en la hostería contigua al monasterio, y nos ofrecieron este licor con el café.
Por la tarde, estaba previsto un paseo por las calles de Anguiano, pero nos dirigimos a Tricio, para visitar la iglesia de Santa María de los Arcos, una de las tres basílicas visigóticas que se conservan en buen estado y la única anterior al siglo VII. Tuvimos una guía voluntaria estupenda, que nos explicó detalladamente la evolución y contenido del templo, que tiene elementos visigóticos, romanos, frescos románicos y sepulcros de diferentes épocas. Fue un acierto total la variación del programa.
El viernes nos dirigimos a Briones, a visitar el museo Vivanco de la Cultura del Vino, que tiene 4000 metros cuadrados de exposición, divididos en cinco salas, y nació para educar, divulgar e interactuar con el vino como elemento civilizador. Pertenece a la familia Vivanco. Tuvimos visita guiada a su moderna bodega, que es de menores dimensiones que bodegas Bilbaínas de Haro. Hubo cata de vinos, que nos vino muy bien porque ese día hacía frio.
Comimos en Santo Domingo de la Calzada, fundada por el eremita Santo Domingo y que creció rápidamente por el paso de peregrinos hacia Compostela, prueba de ello es, que esta pequeña ciudad, ha tenido dos Paradores Nacionales. Paseamos por la población hasta la hora de la visita guiada que comenzó en la Catedral, inicialmente románica, que ha sufrido diversas transformaciones con el paso de los siglos. Frente a la tumba de Santo Domingo, hay un gallinero con un gallo y una gallina, que recuerdan el milagro más famoso del santo. Conocimos las fiestas de la localidad, que tienen lugar durante la primera quincena de mayo. A la salida del templo, como llovía bastante, nos dirigimos al autobús. Durante el trayecto a Logroño cesó la lluvia y pudimos disfrutar de nuestra última jornada de vino y tapas.
Antes de emprender el retorno a casa, conocimos Calahorra, ciudad natal de Quintiliano, considerado uno de los mejores profesores de retórica del mundo antiguo. La visita comenzó en la Catedral, que está desplazada del centro histórico y dedicada a los dos patrones de la localidad. Al igual que ocurre en Santa Lucía, en Valencia, hay que bajar unos cuantos escalones para entrar en el templo. Su pila bautismal está situada en el lugar exacto donde fueron decapitados los santos. Tienen una estatua de San Vicente Mártir, que en lugar de una rueda, lleva un cuervo. Vimos el museo de la romanización y lo que queda del circo romano. Hacia un viento bastante helado y, durante la última comida de grupo, hubo brindis.
En las distancias cortas, Esther nos explicaba el programa de cada día y Adolfo nos leía varias Greguerías. Durante la tarde, regresamos a Valencia. Hicimos dos paradas durante el trayecto, vimos la película I vitelloni (Los inútiles), que sirvió de precedente de Calle Mayor, compramos pan en Barracas, y llegamos a la Facultad de Historia a las nueve de la noche, con una temperatura mucho más suave que en La Rioja. Hasta pronto.
(Texto y fotografías: Carmen Marco)
2 Comments
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Carmen, enhorabuena, un trabajo estupendo.
Genial, Carmen