Bajo éste seudónimo, la creación literaria de un médico, de su contacto íntimo con el ser humano, a través de muchos años de ejercicio profesional, nace una fascinante novela con un preambulo muy original.Con la hipótesis de que enterrando a una persona puede sonar el teléfono móvil,olvidado en su bolsillo. Ahi van apareciendo dos protagonistas que te van atrapando. Raimunda Mosquera, gallega de A Teixeira, nacida a principios del siglo XX, de gran fortaleza, personaje tan real, que podriamos identificar con personas que en alguna ocasión hemos conocido. Enfrentada a esa Galicia profunda de ritos, hechicerias, exorcismos, buhos reales, sortilegios, con esa mezcla de señorio, riqueza, amores malditos, nos muestra a través de su relato desde el móvil, regalo de su querido sobrino en su onomástica de 90 años una vida de humanidad plena.
Su «aura existencial» que dicen, no llega a desaparecer hasta que no hemos muerto en el corazón de los demás, también nos puede recordar algún hecho de nuestras vidas.
Fulgencio el sobrino protagonista, secretario de un hipotético Obispadado de la Ribera Sacra al que dedica todo su amor fraternal, que no ha podido sentir por su ausencia de maternidad, es un ser inmerso en ese grupo de seres humanos prisioneros de si mismos, incapaces de tratar de encontrarse, por que no quiere perder «su norma», su seguridad y su coraza. Personaje que en sus devaneos amorosos, ridiculiza a la mujer, para sentirse más fuerte. Mujeres tan dispares como Desideria o Leonor, tienen la suficiente fuerza para romper la campana de cristal de su aislamiento, pero no la rompen. En el ocaso de su vida, en ese tiempo de reflación que a todos nos acosa, reconocerá que ha «malbaratado» sus emociones, afectos y sentimientos.
Su «aura existencial» que dicen, no llega a desaparecer hasta que no hemos muerto en el corazón de los demás, también nos puede recordar algún hecho de nuestras vidas.
Fulgencio el sobrino protagonista, secretario de un hipotético Obispadado de la Ribera Sacra al que dedica todo su amor fraternal, que no ha podido sentir por su ausencia de maternidad, es un ser inmerso en ese grupo de seres humanos prisioneros de si mismos, incapaces de tratar de encontrarse, por que no quiere perder «su norma», su seguridad y su coraza. Personaje que en sus devaneos amorosos, ridiculiza a la mujer, para sentirse más fuerte. Mujeres tan dispares como Desideria o Leonor, tienen la suficiente fuerza para romper la campana de cristal de su aislamiento, pero no la rompen. En el ocaso de su vida, en ese tiempo de reflación que a todos nos acosa, reconocerá que ha «malbaratado» sus emociones, afectos y sentimientos.
Magdalena Navarro