El pasado 21 de febrero realizamos una excursión al
Alt Maestrat coincidiendo con la celebración
de las VI Jornadas Gastronómicas
de la Trufa. Desde Valencia, nos adentramos en la provincia
de Castellón y abandonando campos de naranjos y bosque mediterráneo, comenzamos
a disfrutar de un paisaje más rocoso y montañoso poblado de carrascas y
garrigas.
Alt Maestrat coincidiendo con la celebración
de las VI Jornadas Gastronómicas
de la Trufa. Desde Valencia, nos adentramos en la provincia
de Castellón y abandonando campos de naranjos y bosque mediterráneo, comenzamos
a disfrutar de un paisaje más rocoso y montañoso poblado de carrascas y
garrigas.
En
nuestra primera parada nos detuvimos en Albocàsser población de origen medieval
que se desarrolló al amparo de órdenes como Calatrava y Montesa hasta el siglo
XIX. Allí pudimos visitar la Ermita Hospedería de San Pablo, edificación de
estilo medieval comenzada a construir en el siglo XVI y que se amplió, con dos
alas porticadas, en el siglo XVII para instalar la hospedería. Destacan los
frescos de la ermita y las dependencias superiores decoradas con pinturas
murales monocromas que desarrollan
escenas de la vida de San Pablo.
nuestra primera parada nos detuvimos en Albocàsser población de origen medieval
que se desarrolló al amparo de órdenes como Calatrava y Montesa hasta el siglo
XIX. Allí pudimos visitar la Ermita Hospedería de San Pablo, edificación de
estilo medieval comenzada a construir en el siglo XVI y que se amplió, con dos
alas porticadas, en el siglo XVII para instalar la hospedería. Destacan los
frescos de la ermita y las dependencias superiores decoradas con pinturas
murales monocromas que desarrollan
escenas de la vida de San Pablo.
Las paredes exteriores de la hospedería están
recubiertas por una espesa hiedra catalogada como una de las más antiguas de la
península.
recubiertas por una espesa hiedra catalogada como una de las más antiguas de la
península.
Proseguimos nuestro camino disfrutando de un
espléndido paisaje poblado de almendros y avellanos en flor. Con el cielo
encapotado, entre rocas y profundos barrancos, atravesamos Benasal para
dirigirnos, por una angosta y serpenteante carretera, hasta Culla.
espléndido paisaje poblado de almendros y avellanos en flor. Con el cielo
encapotado, entre rocas y profundos barrancos, atravesamos Benasal para
dirigirnos, por una angosta y serpenteante carretera, hasta Culla.
Culla fue dominio musulmán hasta principios
del siglo XIII, con la reconquista Blasco
de Alagón ganó la población para el bando cristiano, pasando posteriormente a
formar parte de la corona de Aragón. La población se nos muestra desde el camino asentada sobre una
gran muela en la que destacan los restos del antiguo castillo destruido en el
siglo XIX tras las guerras carlistas. Aquí, guiados por Ester, recorrimos el
casco antiguo y ascendimos por sus callejuelas hasta “La Presó” y el Castillo.
Desde los altos miradores pudimos contemplar el paisaje de la comarca con
simas, barrancos, bancales de cultivo, las ermitas de San Cristóbal y San Roque
y de telón de fondo la imponente imagen del Peñagolosa.
del siglo XIII, con la reconquista Blasco
de Alagón ganó la población para el bando cristiano, pasando posteriormente a
formar parte de la corona de Aragón. La población se nos muestra desde el camino asentada sobre una
gran muela en la que destacan los restos del antiguo castillo destruido en el
siglo XIX tras las guerras carlistas. Aquí, guiados por Ester, recorrimos el
casco antiguo y ascendimos por sus callejuelas hasta “La Presó” y el Castillo.
Desde los altos miradores pudimos contemplar el paisaje de la comarca con
simas, barrancos, bancales de cultivo, las ermitas de San Cristóbal y San Roque
y de telón de fondo la imponente imagen del Peñagolosa.
Aunque el sol intentaba dejarse ver, con el
paso del día, el tiempo se tornó ventoso y frio. Con el viento más crecido y
una incipiente llovizna llegamos a Catí. Allí hicimos un alto antes de la
comida para adquirir quesos, trufas, embutidos, miel y demás productos de la zona. Ya abastecidos
nos encaminamos al punto estrella de la jornada, l’Avellà, para disfrutar de un
estupendo menú donde la trufa fue la reina de la mesa. Rodeados de amigos nos
deleitamos con embutidos, quesos, montaditos de cochinillo, elaborados milhojas
de paté, sopa de almendras, cabritillo, dulces, vino de la tierra y muy buena armonía.
paso del día, el tiempo se tornó ventoso y frio. Con el viento más crecido y
una incipiente llovizna llegamos a Catí. Allí hicimos un alto antes de la
comida para adquirir quesos, trufas, embutidos, miel y demás productos de la zona. Ya abastecidos
nos encaminamos al punto estrella de la jornada, l’Avellà, para disfrutar de un
estupendo menú donde la trufa fue la reina de la mesa. Rodeados de amigos nos
deleitamos con embutidos, quesos, montaditos de cochinillo, elaborados milhojas
de paté, sopa de almendras, cabritillo, dulces, vino de la tierra y muy buena armonía.
Tras la comida visitamos el Santuario de l’Avellà
donde, cuenta la leyenda, una viejecita
ciega y leprosa oyó la voz de la
Virgen que le instaba a lavarse con el agua de la fuente que allí manaba, tras
lo cual sanó y en ese lugar se erigió el santuario. Del interior de la ermita destacan los frescos
de Pascual Mespletera que cubren tanto
la bóveda como las paredes. Allí, algunos, nos arrepentimos por haber sido
capaces de comer, tanto y tan bien.
donde, cuenta la leyenda, una viejecita
ciega y leprosa oyó la voz de la
Virgen que le instaba a lavarse con el agua de la fuente que allí manaba, tras
lo cual sanó y en ese lugar se erigió el santuario. Del interior de la ermita destacan los frescos
de Pascual Mespletera que cubren tanto
la bóveda como las paredes. Allí, algunos, nos arrepentimos por haber sido
capaces de comer, tanto y tan bien.
Con el atardecer comenzaron a caer pequeños
copos de nieve y emprendimos el regreso
de una “jornada deliciosa”.
copos de nieve y emprendimos el regreso
de una “jornada deliciosa”.
(Texto e imágenes de Inma Sierra)