Comenzamos la jornada visitando la ermita de la Virgen de Vallivana, situada a 22 km. de Morella, donde se encuentra la patrona de esta ciudad. La pequeña imagen de la Virgen es trasladada, en procesión, a Morella, donde permanece nueve días, cada seis años, para cumplir con un juramento por haber librado a la villa de la peste.
La silueta medieval de Morella impacta desde la lejanía, con su castillo en la parte más alta del cerro en donde se ubica y las murallas acogiendo la ciudad. Entramos por el Portal de San Miguel, que tienen dos torres de planta octogonal, de estructura semejante a nuestras Torres de Serranos.
Desde plaza que da acceso a la población, pudimos ver el acueducto de Santa Lucía, con sus arcos ojivales góticos, construido para llevar el agua desde las fuentes del Aljub y Vinaroz, hasta Morella. Frente al Portal, estála cruz de “Las tres cabezas coronadas”, una preciosa cruz de término, de estilo gótico, que recuerda el encuentro que tuvieron el rey Fernando I de Aragón, el Papa Luna y San Vicente Ferrer.
Seguimos el camino que recorre la Virgen de Vallivana hasta la Basílica Arciprestal, pasamos por la calle Mayor con sus soportales, llegamos a la plaza de los Estudiantes donde pudimos ver un gran reloj de sol, pasamos por la calle de la Virgen de Vallivana, por el lugar donde San Vicente Ferrer obró el peculiar milagro de la resurrección de un niño cocinado por su enajenada madre.
La Basílica Arciprestal de Santa María La Mayor, construida en el siglo XIV en estilo gótico, tiene la particularidad de contar con dos puertas de acceso una al lado de la otra. La de los Apóstoles, la más grande, fue erigida por el padre del autor de la pequeña, de las Vírgenes. La puerta de los Apóstoles se encontraba en restauración. La de las Vírgenes, está dedicada a Santa Úrsula y tiene cinco figuras femeninas, a cada lado, en las jambas, que representan cinco vírgenes prudentes y cinco alegres.
En el interior destaca la escalera del coro enroscada a una columna, la escena del juicio final del transcoro y la propia bóveda del coro. La austeridad de la Basílica contrasta con el altar mayor, de estilo churrigueresco. Conserva un monumental órgano de 1719 que todavía está en funcionamiento y es el marco del Festival Internacional de Música de Órgano que se celebra cada mes de Agosto.
Al Castillo se accede a través de un atrio con tres arcos ojivales perteneciente al Convento de San Francisco, que está en obras para convertirlo en Parador Nacional. Los restos del claustro gótico con sus columnas y arcos, son de gran belleza y dejan a la vista la silueta del Castillo.
La iglesia del Convento es de una sola nave, muy austera y tiene un ábside de gran altura. En el interior de la Sala Capitular destacan dos pinturas al fresco del siglo XV, una representa el “Árbol de la vida” y la otra la “Danza de la Muerte”
El Castillo, una de las fortalezas más importantes del medievo, fue protagonista de diversas batallas acaecidas desde la Edad Media hasta las Guerras Carlistas, en las que el general Cabrera, conocido como “El tigre del Maestrazgo”, conquistó Morella y la convirtió en capital del territorio bajo su control. Desde la Plaza de Armas, parte más alta del Castillo, pudimos contemplar una buena panorámica de la comarca y de la población, rodeada por sus murallas.
La comida de la jornada gastronómica de la trufa, tuvo lugar en el Restaurante Casa Roque, donde el maître nos explicó la elaboración de los diferentes platos.
Muchos de nosotros compramos “flaors” y otros productos típicos morellanos.Después de la exquisita y abundante comida, emprendimos el regreso a Valencia. Nos quedó por visitar el Museo del Sexenni que está cerrado por restauración.